domingo, 24 de noviembre de 2013

El Cielo de Diciembre

Todas las estrellas brillarán para tí
A continuación, y aprovechando que la Luna Llena nos va dejando cielos oscuros, voy a tratar de describir el cielo que puede observarse en el mes de diciembre, finalizando el otoño y dando paso al invierno.

Como cada cielo es diferente y el cometido del blog es incentivar la observación astronómica aún desde cielos contaminados, siempre haré hincapié en qué se puede observar más fácilmente y que no. Obviamente cada caso es particular, depende del "velo contaminado" que tengamos sobre nuestras cabezas observaremos más o menos estrellas. Si quieres aprovechar para conocerlo puedes imprimir la página 9 del enlace que puse en la anterior entrada para reconocer las constelaciones.

Por razones obvias, la franja de la Vía Láctea no puede ser observada desde la ciudad. En las descripciones mensuales serán obviadas pero algún día hablaré sobre ella. Al fin y al cabo ¡formamos parte de ella!


EL CIELO DE DICIEMBRE

Norte

Lejos ya de las buenas temperaturas, el cielo de diciembre del Hemisferio Norte nos muestra la antesala de la belleza de la bóveda celeste que será mostrada en plenitud en pleno invierno. Además contiene constelaciones "brillantes" por lo que suelen ser visibles cómodamente desde la ciudad. En el Norte vemos casi rozando el horizonte la Osa Mayor con la lanza hacia abajo, al igual que las guardas de la Osa Menor que apuntan hacia el horizonte. Hacia el Oeste de la Osa Menor aparece el trapecio que conforma la “cabeza” de la constelación del Dragón y que es completada por la hilera de estrellas existente entre las dos Osas. Hacia arriba de la Osa Menor aparece la constelación de Cefeo con su forma pentagonal y más arriba la constelación de Casiopea que en ésta época del año va pasando de adquirir la forma de "E" a la de “M”, algo que podemos ver conforme avance la noche. Si miramos hacia el cenit nos encontramos con el gran cuadrado de la constelación de Pegaso y el ramillete de estrellas que de él parte formando la constelación de Andrómeda en la que se incluye la galaxia homónima. Desde la ciudad puede que el trapecio del Dragón y el pentágono de Cefeo no sean visibles, solo observándose las estrellas más brillantes, pero si nos retiramos un poco de la contaminación lumínica pueden aparecer sin problemas.

Norte, las "guardas" de la Osa Menor hacia abajo y comienza a subir sobre el horizonte la Osa Mayor



Oeste

Por el Oeste y Noroeste aún podemos ver el Triángulo de Verano con la azulada y brillante Vega de la constelación de la Lyra cercana al horizonte Noroeste, la brillante Deneb y el Cisne más alta en el horizonte para, finalmente, encontrarnos con Altair, la estrella más brillante de la constelación del Águila poniéndose por el Oeste.

El Cielo del Oeste nos muestra las maravillas de las que disfrutamos en verano

Este

Vayamos ahora hacia el Este donde veremos emerger constelaciones preciosas. De momento, y aunque aún haya que esperar unas semanas para alcanzar las mejores condiciones de observación, desde el horizonte este empieza a “levantarse” la exhuberante constelación de Orión con su gran nebulosa de Orión. La constelación de Orión es visible completamente desde las ciudades y constituye una auténtica joya de todo el cielo. A su lado asoman dos brillantes estrellas, Castor y Pollux de la constelación de los Gemelos. Si seguimos subiendo nos encontraremos una brillante estrella roja que parece formar parte de un asterismo con forma de cuernos o una “V”. Efectivamente, es la estrella Aldebarán perteneciente a la constelación del Toro. En realidad esa “V” es un cúmulo estelar llamado las Hyades. En esta parte del cielo hay que fijarse bien pues brilla una auténtica maravilla. Si ganamos altura sobre los “cuernos del Toro” veremos brillar en una extensión reducida del cielo otro cúmulo estelar precioso, quizá el que más: estamos hablando de las Pléyades. El asterismo recuerda al carro de la Osa Mayor en pequeñito. Aquí tenemos otra prueba de agudeza visual. Las vistas normales alcanzan a discernir seis estrellas pero astrónomos con el maestro de Kepler, Michael Maestlin dibujó en 1579 un mapa con la posición correcta de ¡once estrellas! y sin ayuda óptica alguna, la cual tardaría por llegar aún tres décadas. ¿Cuántas eres capaz de ver tú?




Una vez nos hemos dejado llevar con la observación de las Pléyades dirigiremos nuestra vista hacia el Noreste donde a la misma altura encontraremos una constelación con forma pentagonal, se trata de Auriga y cuya estrella principal, Capella,  de color amarillo ocupa el vértice superior. Justo arriba de Auriga y con forma de “Y” volcada y distorsionada aparece la constelación de Perseo. Esta constelación es conocida por contener el famoso radiante de la lluvia meteoros que podemos observar en  el mes de agosto: las Perseidas. Pero Perseo también contiene dos objetos interesantes. El primero de ellos es la estrella Algol, segunda más brillante de la constelación y orientada hacia el Este de la constelación. Esta estrella es en realidad una pareja de estrellas muy cercana -invisible ópticamente- que se eclipsan mutuamente, lo que se traduce en una disminución de su brillo cada 2 días y 21 horas aproximadamente, bajando de la segunda a la tercera magnitud en unas cuatro horas y media para después, en el mismo período de tiempo, ascender a su brillo normal. El segundo objeto, al norte  de la constelación de Perseo ya lindando con Casiopea es otra nubecilla cuyas estrellas no observamos a simple vista: el Doble Cúmulo de Perseo. Otra joya en el cielo, ésta, doble, aunque no visible desde las ciudades a simple vista, si lo es con prismáticos. A ambos le dedicaremos su entrada correspondiente.

La preciosidad de cielo que asoma por el este
Sur

En el Sur aparecen las constelaciones cuyas estrellas son menos brillantes. Si descendemos desde el gran cuadrado de Pegaso que domina la parte alta del cielo sur, encontraremos a la constelación de Piscis que se representa como dos peces unidos por una larga cinta en forma de “V”.  El “pez” más fácilmente reconocible es el que está justo debajo del cuadrado con forma pentagonal. Esta constelación difícilmente es observable desde las ciudades pues está formada por débiles estrellas.

Por la parte oriental del cuadrado de Pegaso aparece la constelación de la Ballena (Cetus) con una gran cabeza en forma pentagonal y un cuerpo más próximo al horizonte. La hilera de estrellas que se extiende por debajo de la Ballena y que llega hasta Orión forma parte de la constelación de Eridano. Más próximo al horizonte la constelación de Acuario y, ya casi tocándolo, la brillante Fomalhaut está a punto de ponerse bajo él. También esta zona del cielo puede verse afectada por la contaminación lumínica apareciendo sólo las estrellas más brillantes de cada constelación. No obstante, es importante, aunque sea con prismáticos, seguir sus formas.

El "apagado" pero no menos interesante cielo de la zona Sur del firmamento


Hace frío, pero atardece pronto. El espectáculo que nos ofrece el cielo en invierno es espectacular, cielos más limpios y nítidos y con una sugerente belleza. En las siguientes entradas iré mostrando algunos objetos que forman parte de la maravilla del cielo invernal.  ¡No dejemos de observarlo!

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